Había perdido el control, los niños de 6 años no le hacían caso, aún era principiante en esto de enseñar a los niños, ¡en la carrera no le pusieron en situaciones así! ¿Qué hacía? Esa era la pregunta que se le pasaba en esos momentos por la mente, pregunta a la que no le encontró respuesta.
Cuando estaba a punto de rendirse y dejar a los niños corretear por la clase, lanzar bolas de papel, pintando en las paredes, pegarle plastilina a una niña en la cabeza y algunos hasta saltando encima de la mesa, llegó su salvación.
La señorita María los puso en silencio y los mandó a cada uno a su pupitre. Tal cual lo hizo se fue. Sara se quedó alucinada, pero ahora solo pensaba en enseñar a los niños las profesiones.
– Niños, ¿Qué queréis ser de mayor?
Las típicas respuestas de bomberos, policías y bailarinas empezaron a brotar por la clase, pero en cambio, Pablito no dijo nada.
– Pablito, ¿por qué no dices nada? ¿tú qué quieres ser de mayor?
– Seño, no he dicho nada porque yo de mayor quiero volver a ser pequeño, no quiero crecer, porque veo que la gente cuando crece se hace triste, siempre van con caras largas por la calle y hablan mucho de la crisis, que no sé lo que será, pero sé que no es ni un juego, ni unos dibujos y ni un equipo de fútbol. Yo quiero ser niño, y estar siempre feliz y jugar y bailar y gritar. Nunca quiero perder esta sonrisa, así que yo de mayor quiero ser niño.