-Hola….
La nieta de 5 años asoma la cabeza tímidamente por la oscura habitación del hospital.
-¡Hola, cariño! Pasa, pasa…
-Abuela, ¿por qué los médicos dicen que te van a desconectar?
-¿Ves estos cables de aquí?
La niña asiente asombrada, nunca se había fijado en que su abuela tenía muchos cables, uno en el brazo derecho, otro en el izquierdo y otros dos en los agujeros de la nariz, cada uno de ellos tenían un conducto que llevaba a una bolsa con ¿agua? Sí, será agua, pensó la niña.
– Pues todos estos cables me los van a quitar.
– ¿Eso quiere decir que te curas y vuelves a casa?
– Eso quiere decir que me voy de viaje.
-¿De viaje? ¿A dónde? ¿Me traerás un regalo cuando vuelvas?
– ¿Volver? Cariño, no voy a volver, mira ven siéntate aquí al lado de la ventana.
La niña asiente, va corriendo hacía el otro lado de la cama y se sienta con su abuela a mirar a las estrellas.
-¿Ves esa estrella de allí?
-¿Esa que brilla mucho? ¿La más alta?
-Sí, esa mismo, pues me voy ahí de viaje.
-Aaalaaa
-Pero aunque no vuelva, prométeme que todas las noches antes de acostarte miraras por la ventana, buscaras esa estrella, la estrella en la que yo esté y me dirás como te ha ido el día.
– Te lo prometo, pero ¿por qué no podrás volver? ¿no podremos hablar por teléfono? ¿ me enviaras postales?
– Cariño, allí no hay cobertura, ni correo, ni nada. Cuando seas mayor lo entenderás, y vendrás a verme, pero cuando seas mayor; como yo.
Desde entonces, la niña todas las noches antes de acostarse se pone en la ventana, mira hacia la estrella que más brilla, y habla con su abuela.
Luces, cámara, acción 