Mañana era el gran día. Me probé ese vestido 10 veces en apenas una hora. Tenía muchas dudas, solo que suponía que era normal, el paso que iba a dar era inmenso. ¿Realmente lo quería? Bueno, ya no había vuelta atrás, además sí que lo quería, lo quería de verdad, me acosté sin darle más vueltas al asunto, pues realmente lo quería. Riiiing, Riiiing el despertador sonaba, y me puse el vestido, me encontraba a gusto, aunque un poco rara, bueno, será que no estoy acostumbrada, bueno tendré años y años para acostumbrarme. Sonaba el himno, que siempre suena en estas ceremonias, se me hizo larga, pues estaba muy nerviosa y no estaba muy segura y antes de que me di cuenta, después de decir el te quiero ya se acabó la ceremonia, ya era oficialmente una religiosa.