Hay veces que te cansas de ser fuerte o simplemente de aparentar ser feliz, te cansas de reír cuando en realidad quieres llorar, de levantarte después de tantas caídas, de sonreír cuando no tienes ganas.
Es entonces cuando te planteas si estás haciendo las cosas bien, revisas tods tu vida paso por paso hasta que das con tu error.
Todas las personas se levantan por un motivo, yo perdí mi motivo, le perdí a él, y con el todo los momentos.
Que las cosas no volverán a ser como antes, ya no, nunca, jamás.
Entonces piensas en esa persona, el motivo para levantarse, para acostarse, para sonreír, con él eras especial, él te hacia sentir especial.
Esa persona por la que quieres ser mejor persona, esa persona por la que estás dispuesta a cambiar, a dar la vida.
Entonces, te das cuenta de que cada momento no lo puedes volver a repetir, que cada tarde, cada momento y cada instante lo acabas de perder.
Te das cuenta de que cada persona tiene un motivo por el que vivir y que tú has perdido el tuyo, pero tú eres de las que no te rindes, de las que no se cansan de ser fuertes.
Tú has perdido tu motivo pero él también.
Él no sabia que tus buenas noches era lo que le faltaban para dormir.
Mi abuela me dijo una vez : ” Uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde”
Yo lo entendí en cuanto lo perdí, pero él lo está entiendo ahora.