Y suenan las campanadas, es hora de retroceder, cerrar los ojos y pensar que ha pasado un año más.
Mientras todo el mundo esta sonriendo, tú eres incapaz de concentrarte, paras el reloj solo un segundo, solo te hace falta ese instante.
Con los ojos cerrados repasas todo el año, cada paso que has estado dando, las veces que te has caído y las que te han ayudado a levantarte, los buenos momentos y los menos buenos, las personas que has perdido y las personas que han venido nuevas, los momentos mágicos y las luchas que has ganado.
Cierras los ojos, y sin poder evitarlo, cae alguna que otra lagrimilla, pues acaba de pasar uno de tus mejores años de tu vida, y ahora querrías volver a brindar por un 2014, y sueltas otra lagrimilla al ver que eso, no puede ser.
Y entonces abres los ojos, y ves que los tuyos siguen estando ahí, les da igual el año que sea, ellos seguirán a vuestro lado.
Abres los ojos y empiezas a sonreír, el reloj marcan las doce, te ves rodeada de la gente a la que quieres, y en ese momento, es cuando te das cuenta de que la gente brinda, brinda por un año mejor, y tú también lo haces, junto a ellos, junto a gente que ya es tu familia.
Por eso, quiero daros las gracias por ser parte de mi vida, por haber aparecido por casualidad o por conoceros de toda la vida, por si lo hizo el destino o por si no, por las sonrisas que me habeis sacado y las que no, por vuestro apoyo, por vuestras locuras.
Abro los ojos y brindo por que en este año, volvais a estar junto a mi, para que no me dejeis en este camino, porque yo no camino sola, lo hago gracias a vosotros.
Por eso quiero daros las gracias por ser el tallo de esta flor que con el tiempo no marchita, por que sois el equipaje el más fiel que conocido, el único que me arropa cuando mi alma tiene frio.
Que mi corazón es vuestro casi tanto como mío.