Monthly Archives: March 2015

La primera vez.

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El olor a pólvora inundaba las calles, los ruidos por culpa de los petardos no cesaba y la sonrisa de la gente era inmensa.

Valencia estaba en fallas, Valencia vibraba, se llenaba de luz, de color, de ilusión, y eso, se notaba en el ambiente, en las sonrisas de los valencianos, sobretodo en la de los más pequeños, eran los que más disfrutaban.

-¡Va, corre! Es fácil, solo tienes que apretar el mechero, encender el petardo, y cuando veas que de la mecha del petardo salten chispas, lo sueltas y sales corriendo.

– Claro, para ti es fácil que tienes siete años y eres mayor, pero yo solo tengo estos- dijo mostrando los cuatro primeros dedos de la mano.

Y queriendo no parecer cobarde ante su hermano, llenándose de valentía, encendió el mechero, lo acercó al petardo con miedo y cuando vio las chispas, soltó el petardo y comenzó a correr con todas sus fuerzas.

-¡Muy bien! ¡Lo has logrado! ¡Ya está! Pero, ¿Ahora, porqué lloras?

– Porque hoy me he convertido en un niño grande.

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La vida

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Estaba sentado en su sillón, leyendo el periódico, todas las mañanas lo hacía. El niño lo miraba de forma extraña. Se preguntaba por qué hacía lo mismo todas las mañanas. Había observado a su abuelo muchas veces, y siempre hacia lo mismo.

Se levantaba de la cama, iba al cuarto de baño, volvía cambiado de ropa, se sentaba en el sillón de la terraza, leía el periódico y se ponía a observar por el balcón. Eso le llevaba hacerlo toda la mañana.

El nieto había intentado hacerlo muchas veces, pero siempre se aburría de estar siempre mirando por la ventana.

  • Abuelo, ¿Por qué miras tanto por el balcón?
  • Hijo, porque así aprecio las cosas que tiene la vida, mira que flores más bonitas, mira a la gente que feliz, mira el cielo despejado…

Entonces, el niño lo miro y le preguntó:

  • ¿Qué es la vida?

El abuelo lo miró con ternura y le respondió:

  • Es un cuento breve, a menos que tu sufrimiento sea muy intenso.