Las pequeñas cosas. 

Standard

Puede que las pequeñas cosas, marquen las grandes diferencias. Puede que pasemos por esta vida desapercibidos, o puede que pisemos tan fuerte que toda la gente se gire cuando pasemos. Puede que una tonteria nos afecte demasiado y, que a un grande acontecimiento no le demos importancia. Puede que de tantas sonrisas que hemos lanzado, ahora ya no nos quede ninguna o simplemente no nos apetece regalarlas. ¿Sabes? Hay un momento de mi vida que recordaré siempre, es ese tipo de momentos que te llegan, donde aprendemos cosas de algo muy pequeño, donde sentimos más que nunca y de los cuales disfrutamos como niños pequeños. 

Puede que esos momentos no te duren toda la vida, pero puede y te lo aseguro, que siempre, siempre estarán en nuestro corazón. 

Valencia 

Standard

Por ser una ciudad tan grande y a la vez tan pequeña, por enamorarme de tí cada vez que voy, por sacar sonrisas a todo el mundo, por ser una ciudad ruidosa con sitios tranquilos, por tener una historia que realmente amo. Por tener las mejores fiestas que una persona podría vivir, por ese clima que todos envidian, por su casco antiguo, por las mil historias que se pueden de contar en un mismo sitio, por el asombro de los estranjeros al pisar nuestras tierras, porque una vez las pisan no se quieren ir.
Y es que, cada vez que voy a Valencia, los pelos se me ponen de punta, un escalofrío recorre todo mi cuerpo y siento eso de mariposas en el estómago. ¿Se puede estar tan enamorada de una ciudad?  

 

Más cerca que nunca…

Standard

Esta vez ha pasado aquí, cerca, en nuestro país vecino, pero ¿y las veces que pasa en otros países? Aunque sabemos que en otro países también pasa, voy a centrarme en Francia. 

No critico a los medios, no critico a los políticos, ni la ideología, ni la religión, no. El problema está en la sociedad, en parte de la sociedad, y sí hablo de esa sociedad egoísta, que interpreta mal una religión, esa sociedad que está dispuesta a morir si cien personas lo hacen consigo. Hablo de los yihadistas, y de la forma en la que actúan, estamos en el siglo XXI, pero parece que eso no importa.

Vamos a reflexionar, y por favor, aquí somos personas, no animales. 

  

Sonreír por fuera, llorar por dentro.

Standard

Siempre venía con una sonrisa de oreja a oreja, animándonos a todo el mundo, haciéndonos reír, era un tipo peculiar, aunque tenía su encanto. Siempre estaba ayudando a alguien, nunca perdía detalle de nada, te aconsejaba en tus peores momentos, te indicaba por donde seguir el camino y a todo el mundo le caía bien.

Parecía un tío fuerte. De los que sonríen a la vida y cuando tienen un problema se ríen de ella, de los que pasan de todo y no les importa nada. Era de esa persona que todo lo veía en positivo, y si había algo negativo en su vida, simplemente lo apartaba. Así lo veían todos. Era la envidia.

Pero cuando llegaba a casa, lloraba.

Sonreía, mientras su corazón moría. Intentaba ayudar sabiendo que ni siquiera se podía ayudar a sí mismo.

2n de Bachiller estoy enpezando a odiarte

Standard

 Exámenes, deberes y trabajos. ¿Sabes? Somos niños, bueno mejor jovencitos de diecisiete y dieciocho años con sueños por cumplir, jovencitos con planes de futuros, con ideas por nacer y cosas por crear. Tanto deber, tanto examen, tanto trabajo, y el selectivo…. Así no, así no aprendemos nada, solo nos agobias, no estresas, y sacas lo peor de nosotros. 

!Dejanos vivir! Dejanos ser libres, salir con los amigos, reir, dejanos sentir mariposas en el estómago, hacer locuras, imaginar mundos en otro lugar, dejanos soñar, alcanzar nuestros límites y saber que podemos hacerlo solo. 

Así que solo te pido, menos exámenes, menos trabajos, menos deberes… Porque estoy empezando a odiarte, aunque ya sabes, del amor al odio solo hay un paso.

2n de Bachiller

Standard

Libros nuevos, aula nueva, tutor nuevo, entras al instituto recordando todos los momentos vividos en verano.

El amanecer de la playa, las risas descontroladas, los llantos de una muy buena despedida, el día de la guerra de agua, la arena caliente quemándote los pies, recuerdos que para repetirse tendrá que pasar todo un año.

Un año lleno de aventuras, de cosas por decidir, de no tener las cosas claras, de poner codos a la hora de estudiar, de nervios ante el selectivo, de tener muchas cosas por hacer y poco tiempo para hacerlo. Un año, que vendrá lleno de buenas notas, de suspensos, de aprobados de esos de los “justitos“, un año que viene repleto de sorpresas, de caras nuevas y momentos mejores.

Vamos a por todas, a luchar por nuestro futuro y a enseñarle al mundo que lo que hacemos vale la pena.

Dispare

Standard

El poeta se sobresaltó, oía ruidos, alguien estaba buscando algo, fue corriendo a la caja fuerte, cojió el libro y salió corriendo. En mitad del bosque, ya cansado por la huída, oyó el sonido de un casquete, el poeta cierra los ojos, suspira y se gira con las manos en alto. 

El ladrón está más nervioso que nunca, delante suyo tiene el libro sagrado, el libro que contaba mil historias, ese libro tenía que ser suyo.
El ladrón culto encañona al poeta: “El libro o la vida” 

El poeta no transigue: “Sin libros no hay vida. Dispare.”

Sin corazón 

Standard

Entró en la sala más nervioso de lo habitual, nunca le habían gustado los hospitales y menos si era a él a quien le hacían la revisión. No le gustaban, porque no había color, no le gustaban, porque se respiraba tristeza y allí todo el mundo veía en blanco y negro. 

Se sentó en la silla, y esperó a que dijeran su nombre, cada minuto que pasaba hacía que se pusiera más nervioso, y sus manos empezaran a sudar y su cuerpo a temblar, era algo que no podia evitar. 
– Manuel Ferreiro.
Los dos se levantaron, él nervioso, ella confiada. 

– Me toca 

– Tranquilo, solo es una revisión. 
El camino hacia la sala del doctor se le hizo interminable, aunque iba más tranquila, sabía que ella estaba ahí. 
El médico se sorprendió al palparle el pecho:

—¿Y su corazón?

—Lo tiene ella —dijo sonriendo.

Ser fuertes 

Standard

-La primera vez que entré a esta habitación, se me cayó el mundo encima, no había color, era blanca y azul, el aire no olía a limpio, las ventanas no dan a ninguna parte, y pensar que me pasaría aquí una gran parte de mi vida me hundió. – ¿Y cómo has echo para superarlo? 

– Fui a mi casa, cojí fotos, pósters, todo lo que me recordaba a mí, todo lo que me hacía sonreír. ¿Sabes? En la ventana puse dos pósters gigantes de Nueva York, parecía que estuviera allí mismo. 

– No, pero me refiero al cáncer. 

-Ah… Sobre eso, como tú lo superarás, no dejes que el cáncer se ría de ti, ríete tú de él, y se fuerte, muy fuerte, habrá veces que querrás abandonar, que te llevará ventaja en el partido, pero tú no te rindas y ve a por la rebancha.

Dicen que las segundas oportunidades no existen, pero te aseguro que yo tube una, y que tú también la tendrás, solo tienes que confiar. 

Y ahora vamos, te toca la quimio.