Era la época de la guerra, fachas luchaban contra comunistas, comunistas luchaban contra fachas.
Y lo único que no quedaba intacto, que no estaba dañido por la guerra era la esperanza de dos niños.
– ¿Crees que esto acabará algún día?
– No lo sé, pero espero que sí porque mi madre me hace rezar todos los días.
-Yo creo que si que acabará, esto tiene que ser como cuando peleamos para ver a que juego jugamos, al final quien gana elije juego.
-¿y tú como sabes eso?
– No sé, simplemente mi madre me ha dicho que es un juego y que no tenemos que protestar, que siempre vamos con el que gana, porque sinó perderemos.
-Pues a mi la mía me ha dicho que lo que tenemos que hacer es abandonar a Dios, dice que él siempre es la salvación, aunque mi padre no lo sabe porque si se entera… A mi padre no le gusta Dios, dice que está en el bando equivocado.
-Mira, no sé pero los adultos estan muy asustados y yo creo que no es para tanto.
– Ya, pero esque son muy exagerados.
– Pues sí, bueno Miguel me voy que ya es hora.
– ¿ Mañana a las diez en el pozo?
– A las diez en el pozo.
Los dos amigos se despidieron sin saber, que esa sería la última vez que se verían.